An Abstract Illusion publican nuevo trabajo
The sleeping city tercer Lp de la banda sueca
Cuando un grupo encuentra oro, imagino que podría existir la tentación de seguir explotando la misma veta. En 2022, los suecos An Abstract Illusion se apoderaron del metalverso y lo sacudieron con un patetismo contundente. Woe fue una obra maestra del death metal progresivo de principio a fin que superó a una dura competencia para hacerse con el primer puesto de mi lista personal de los diez mejores de ese año. Lo mismo ocurrió con Carcharodon, cuyos imponentes zapatos —¿aletas?— lucho humildemente por llenar. Ahora, con el lanzamiento de The Sleeping City, An Abstract Illusion declara con valentía que no se conforman con repetirse.
Como sugiere una comparación de sus portadas, The Sleeping City es algo así como el opuesto tonal de Woe. Mientras que Woe desesperaba con ocasionales destellos de esperanza, The Sleeping City es principalmente brillante, con destellos de ferocidad. En esencia, An Abstract Illusion sigue tocando una línea profundamente emotiva de death progresivo, como un In Vain o un In Mourning más íntimos y menos pomposos. Abundan los sintetizadores de neón vibrantes, al estilo clásico de Tangerine Dream o John Carpenter. Esto invita a comparaciones con el disco Blood Incantation del año pasado, pero me atrevo a decir que los sintetizadores se integran con mayor naturalidad y buen gusto en The Sleeping City. An Abstract Illusion nunca se deja llevar por el synthwave, aunque sí coquetean con él en "Silverfields" y "Frost Flower".
La desenfrenada efusión emocional de An Abstract Illusion sigue presente de maneras tanto familiares como nuevas. Para ello, las voces son aún más expresivas. Los gritos de Christian Berglönn muestran su característica angustia inquietante ("No Dreams Beyond Empty Horizons", "Emmett") y la voz del invitado Lukas Backeström en "Frost Flower" es nítida y angelical. The Sleeping City también cuenta con un par de violinistas invitados (Dawn Ye y Flavia Fontana) y un violonchelista (Jonathan Miranda-Figueroa), quienes se complementan a la perfección con los sintetizadores cristalinos para perfeccionar sus conmovedores matices. Es crucial que las cuerdas no se usen en exceso, lo que podría haber disminuido su impacto. La verdadera magia surge cuando estos elementos se unen, concretamente durante la exuberante sección instrumental de "Blackmurmur", que se desarrolla hasta un sensual solo de sintetizador (Robert Stenvall) y luego estalla en aullidos desesperados. El baterista Isak Nilsson es una gran incorporación, cuyos tempos frenéticos y ritmos de toms deliberados intensifican la participación del oyente.
En The Sleeping City, Karl Westerlund vuelve a demostrar ser un maestro de la composición de larga duración. A diferencia de Woe, que parecía una obra singular con movimientos distintivos, The Sleeping City se compone de temas que encajan como piezas de un rompecabezas. Las pistas individuales fluyen con naturalidad, a la vez que se entrecruzan sutilmente entre sí, como las melodías de sintetizador, igualmente misteriosas, que se manifiestan consecutivamente en "Frost Flower" y "Emmett". El ritmo general se siente menos meticuloso y paciente que el de Woe, aunque esto no es necesariamente algo malo, simplemente diferente. An Abstract Illusion aprovecha bien la hora de duración; la divagación sin rumbo al final de "No Dreams Beyond Empty Horizons" es la única parte que podría haberse eliminado. La producción no le hace justicia a esta magnífica música (véase la banda sonora de DR a continuación), pero no es un factor decisivo.
The Sleeping City demuestra que Woe no fue un éxito de un solo éxito. Aún más impresionante, An Abstract Illusion logró recrear éxitos anteriores a la vez que revolucionó significativamente su estilo. The Sleeping City es lo suficientemente diferente como para ampliar aún más la base de fans de An Abstract Illusion, conservando las sentidas composiciones que tantos seguidores consiguieron antes. Los magníficos arpegios en cascada que bañan The Sleeping City son un punto culminante. Las notas y melodías recurrentes le dan a cada tema una identidad propia, pero todas son de la misma calidad, por lo que no puedo (ni quiero) elegir una favorita. An Abstract Illusion sigue funcionando a pleno rendimiento, y es emocionante de contemplar.