Battle Beast publica Steelbound
Séptimo trabajo de estudio para esta veterana banda finlandesa
Steelbound, el séptimo álbum de larga duración de Battle Beast, irrumpe con estribillos pegadizos y melodías irresistibles que, una vez que los escuches, te perseguirán en la ducha y en tus trayectos diarios durante días. Para quienes no los conozcan, este sexteto de Helsinki, Finlandia, toca power metal con influencias pop, con un entusiasmo contagioso y un atractivo universal. Battle Beast rebosa talento, pero es la cantante Noora Louhimo quien se roba el show con su potente registro vocal y su garra, la voz perfecta para transmitir la positividad y la energía que caracterizan a la banda. Sin embargo, después de años de tanta dulzura, ¿se habrán endurecido los colmillos de esta bestia, o aún conserva la fuerza suficiente para seguir haciendo daño?
Salvo el estrepitoso fracaso de su álbum debut, Steel, Battle Beast se ha mantenido en una posición intermedia entre regular y buena. Su segundo álbum homónimo saturó su sonido de europop, y su sucesor, Unholy Savior, intentó fusionar los estilos de los dos primeros discos, resultando en una escucha irregular. Posteriormente, el guitarrista Anton Kabanen se marchó para formar Beast in Black, y Battle Beast continuó con Joona Björkroth de Brymir a la guitarra, sin apenas cambios en la formación desde entonces. Los álbumes posteriores han seguido la fórmula probada: duraciones inferiores a cuarenta y cinco minutos (sin contar las pistas adicionales), temas concisos y suficientes melodías pegadizas como para necesitar una receta de ivermectina. Steelbound sigue la misma línea, adhiriéndose al esquema perfeccionado en los últimos álbumes.
Cada detalle de los diez temas de Steelbound rebosa de pulido, donde cada segundo está diseñado para ser endiabladamente pegadizo y quedarse grabado en tu cabeza. Desde el himno contundente de “Here We Are” hasta los ritmos de inspiración latina de “Twilight Cabaret”, Battle Beast despliega su cabalgata sonora por la ciudad, lanzando pequeñas dosis de energía a los oyentes a puñados. Salvo el interludio olvidable “The Long Road”, cada canción está diseñada para cautivar al oyente con estribillos para cantar a todo pulmón y ritmos bailables, con influencias que van desde ABBA (“Steelbound”) hasta las Spice Girls (“Twilight Cabaret”). La joya finlandesa Noora clava sus dardos sonoros en tu cerebro, pero no es la única arma que maneja Battle Beast: los riffs de guitarra, los solos y los fills de batería le dan a Steelbound raíces metaleras entre vibraciones retro impregnadas de sintetizadores. Sabiendo qué buscar, la influencia de Brymir es evidente y bienvenida, cubriendo las canciones con solos de guitarra precisos y brillantes que nunca caen en la ostentación. Mientras tanto, la batería de Pyry Vikki encaja a la perfección con la música, manteniéndose en el ritmo hasta que se la llama para desatar un solo. Los llamativos teclados (cortesía de Janne Björkroth) rara vez permiten escapar de la estética ochentera, y la guitarra rítmica y el bajo refuerzan la atmósfera de Steelbound sin entrometerse ni robar protagonismo.
Como siempre, Battle Beast fusiona melodías dignas de Eurovisión con heavy metal para crear una propuesta accesible para cualquier edad o gusto. Este es metal para principiantes, y no lo digo con desdén. Hay un camino que la mayoría recorremos para convertirnos en los elitistas obstinados y superficiales que somos hoy, y no suele ser pasar directamente de Taylor Swift a Portal de un salto. Sin embargo, lo que hace que Battle Beast sea tan accesible es también lo que limita a la banda: la composición es demasiado convencional. Steelbound brilla cuando roza la línea entre lo arriesgado y lo pop, pero sucede con muy poca frecuencia. El tema que da título al álbum, “Steelbound”, presenta un estribillo cuidadosamente elaborado y cautivador, y hacia los dos tercios de la canción, hay una sección de llamada y respuesta donde Noora despliega toda su fuerza y la música se siente genuina, como si estuviera a punto de descontrolarse. No lo hace, pero este momento orgánico destaca por no haber sido cuidadosamente seleccionado ni probado en un grupo de enfoque. Hay talento innegable, pero cuando cada canción se siente más artificial que elaborada, el resultado final carece de convicción.
Steelbound prioriza los estribillos pegadizos sobre la sustancia, algo que se evidencia tras varias escuchas. La irresistiblemente cautivadora “Here We Are” y otros momentos destacados son fácilmente reconocibles, pero entre canciones, la diversión puede difuminarse. Es una lástima, porque la banda posee todos los elementos para componer algo realmente especial, pero la razón por la que puedo confiar en Battle Beast como una opción reconfortante y fiable es la misma que los limita. Evitar cualquier riesgo limita su capacidad de superar el techo que ellos mismos se han impuesto. Algunas canciones de Steelbound se te quedarán grabadas como dulces atorados entre los dientes. Te acompañarán un par de días, pero al final te deshaces del dulce, te lavas los dientes y buscas algo más sustancioso.