Feanor lanza Hellhammer

Feanor lanza Hellhammer

Nuevo trabajo para los argentinos

En el vasto cosmos del heavy metal, hay quienes rehúyen de lo cursi. Los pretenciosos árbitros de la credibilidad que no pueden comprender el espectáculo de una figura como la de Jørn, ataviada con volantes, con la melena dorada en cascada y los brazos extendidos mientras soliloquios apasionados se derraman con gloriosos acentos teñidos de ESL. Sin embargo, para quienes nos hemos atrevido a navegar por los mares del cursi, quienes hemos dejado de lado la frágil armadura de la ironía, tal grandilocuencia no es una vergüenza, sino una revelación, un éxtasis infantil nacido de hombres adultos que chillan sobre dragones o Tolkien sobre acordes de poder galopantes como si sus vidas dependieran de ello. Es precisamente por este abandono arrebatado, esta aceptación de lo sublime y absurdo, que recurrimos a una banda como Feanor. Estos argentinos han cultivado su propia cuajada desde los 90 y, a lo largo de cinco álbumes, se han deleitado con la gloriosa luz del heavy metal teutónico. Su último álbum, Power of the Chosen One, fermentó quizás demasiado tiempo. Aun así, con algunos cambios en la formación, un nuevo sello y un impresionante elenco de músicos invitados, Hellhammer parece estar listo para llevarlos a los dorados pasillos de la grandeza del heavy metal. ¿Desvelará Feanor por fin una rueda añejada con paciencia y profundidad, o estos desventurados queseros se ahogarán con el mismo aroma que esperaban atraer?
La diferencia más inmediata entre Hellhammer y los trabajos anteriores de Feanor es el aura eurochadiana que emana del nuevo vocalista Micke Stark. Este es un hombre forjado en los fiordos, con un acento sueco tan denso como una jarra de hidromiel, y su tenor perforando los cielos como el mismísimo cuerno de guerra de Odín. Stark no solo canta; Él dirige la nave, guiándonos a través del cóctel de Fëanor: la bravuconería en taparrabos de Manowar, la grandilocuencia salada de Running Wild y suficientes clichés del power metal de los 90 como para llenar un drakkar. Hace que incluso Thomas Winkler suene reservado, y cada sílaba que mastica se convierte en un arma en el arsenal de la banda. Ya sea cantando historias absurdas de amor fraternal ("La epopeya de Gilgamesh Pt2 (La búsqueda de la inmortalidad)"), romance prohibido élfico/humano ("La balada de Beren y Lúthien") o vaga mitología escandinava ("El vuelo de las valquirias"), Stark vende cada línea con suficiente encanto como para que casi puedas sentir la pirotecnia. Sin embargo, en ningún otro lugar es más evidente el encanto de ESL que en "H.M.J", una pieza con sabor a folk metal sobre diversas cuestiones piratas, donde, entre solos destrozantes y efectos de sonido de bala de cañón sincronizados con las voces de "¡Fuego! ¡Pistolas! ¡Cañones!", su estribillo entona con audacia: "Heavy metal Jesus, heavy metal is the law" antes de terminar con una referencia irónica a "Stay forever Running Wild". Stark eleva momentos ridículos como este a máximos memorables que parecen hechos para cantar a coro entre borrachos en festivales europeos y casi hacen que las peleas parezcan una buena idea.
Nada de esta cursilería vocal funcionaría sin una buena fiesta de abordaje, y Hellhammer cuenta con un impresionante elenco de canallas para la máxima POTENCIA DEL HEAVY METAL. 1 Axemen E.V. Martel y Thilio Hermann (ex-Manowar y ex-Running Wild, respectivamente) entregan exactamente lo que uno esperaría de este estilo, clavando la distintiva mezcla de riffs versiculares galopantes, melodías principales deliciosas y solos acrobáticos. Su trabajo se ve reforzado por la recién llegada Diana Boncheva al violín, quien inyecta un toque orquestal al sonido central de Feanor al armonizar con líneas de guitarra, realzar los coros y añadir un contraste dinámico a las baladas. Por supuesto, Hellhammer también cuenta con nada menos que 9 músicos invitados, desde los guitarristas ex-Manowar Ross the Boss y David Shankle, quienes añaden aún más capas de guitarra principal, hasta Piet Sielck de Iron Savior, embelleciendo los arreglos con teclados y coros, y Camilla Stark, quien ofrece voces femeninas en varios cortes. El nuevo elenco le da al álbum una carga épica, como una banda de aventureros curtidos que convergen para una última misión. Cuando todo encaja, como en el tema inicial lleno de adrenalina "Sirens of Death" o en el sencillo a medio tiempo "Remember the Fallen", Feanor alcanza las majestuosas alturas que solo un queso tan punzante puede producir. Desafortunadamente, no todos los temas son igual de atractivos. El problema es que Hellhammer simplemente no sabe cuándo parar. Con casi 70 minutos de duración, incluso el impulso más heroico flaquea. Feanor intenta mezclar las cosas con interludios y canciones más lentas, y aunque algunas funcionan, no pueden evitar que la fatiga se instale. Con la mayoría de los temas durando entre 5 y 7 minutos, las canciones comienzan a difuminarse, y para cuando llega el tema ocho ("Maglor the Singer"), el peso de los más de 20 minutos restantes se siente desalentador. El tramo final del álbum no ayuda, terminando con una balada ("The Ballad of Beren and Luthien") y un número más lento ("This One's for You") que se desvanecen en lugar de terminar con fuerza. La duración no borra los momentos más brillantes del álbum, pero sí hace que escucharlo de principio a fin sea una tarea pesada.

Con Hellhammer, Feanor ha producido una impresionante colección de melodías que te harán vibrar, destinadas a hacer sonreír a los más curtidos. A pesar de su tamaño intimidante, sigo buscando otra porción del exquisito plato de la banda. Las mejores canciones van directo a mi lista de reproducción para los más curtidos, junto con Dream Evil y ANGUS McSIX, destinadas a animarme en los días más oscuros. Este disco no es perfecto, pero a veces es agradable rockear con metal tan descaradamente divertido. Incluso hinchado y recargado, este álbum es un festín que vale la pena probar, una rueda de queso que vale la pena roer hasta que el estómago proteste, un viaje que emprenderás con gusto una y otra vez.

Publicado el 15/10/2025  ·  Autor: Dani Manos de Plomo