IHLO presenta su nuevo y esperado trabajo
Legacy confirma a esta banda entre las grandes de su género
La creación de un álbum es un proceso largo y arduo, algo que el trío británico de prog rock IHLO conoce muy bien. Tras cinco años de intenso trabajo, el grupo regresa con su segundo álbum, Legacy. A lo largo de los años, IHLO ha compartido detalles de su meticuloso proceso creativo a través de Patreon, revelando los divertidos nombres provisionales que daban a las demos, como «Salsa de Szechuan» y «Pantalones de plátano», mostrando así lo exigente que ha sido este viaje. A diferencia de su debut, Union, donde admiten que «descubrieron» por casualidad su atmósfera oscura y melancólica, IHLO abordó Legacy con una clara intención: mantener la misma esencia melancólica y emotiva, y crear composiciones complejas que fusionen magistralmente sus influencias de metal progresivo, electrónica y pop. Con Legacy finalmente aquí, es hora de descubrir si el arduo trabajo de IHLO ha merecido la pena.
Si bien Union era un álbum sólido con claras influencias de Tesseract, Legacy muestra a IHLO forjando un sonido propio. Sin duda, el trío sigue en el terreno del metal progresivo, pero Legacy es más ambicioso, pulido y maduro, con canciones de estructura compleja que fluyen entre pasajes intrincados y crescendos monumentales. El trío sigue demostrando un gran talento. El cantante Andy Robison está a la altura de Daniel Tompkins (Tesseract), con una voz suave y seductora («Source», «Replica»), coros impactantes («Cenotaph», «Empire») y un estilo vocal emotivo («Source», «Mute») que une el álbum y hace que la experimentación progresiva de IHLO sea accesible. Robison, junto con el guitarrista Phil Monro, aporta capas de armonía con sus teclados y sintetizadores, sobre los riffs de guitarra de Monro. El batería Clark McMenemy crea ritmos contundentes con sus polirritmos y fills de estilo Neil Peart («Cenotaph», «Storm», «Wraith») y un trabajo de platillos brillante. Con 68 minutos de duración y una producción impecable que destaca cada faceta del sonido de IHLO, Legacy es una apuesta segura, un álbum que merece la pena escuchar.
Legacy está estructurado en dos partes principales, con la interludio «Storm» como punto central. La primera mitad del álbum, desde “Wraith” hasta “Empire”, muestra la fuerza progresiva de IHLO a través de una ejecución musical compleja y una composición dinámica, ya que el trío combina diversas influencias en una paleta de matices emocionales y musicales. Su capacidad para subvertir las estructuras típicas de las canciones y crear un ambiente envolvente desde cero es un sello distintivo de su estilo compositivo. “Source” demuestra este talento para mezclar géneros, comenzando con un estilo trip-hop al estilo de Massive Attack antes de pasar a ritmos percusivos con las excelentes armonías vocales de Robison. Tras una introducción electrónica prolongada, “Wraith” presenta un estribillo melódico y un fantástico solo de guitarra que envuelve al oyente en una atmósfera cálida. A pesar de su duración, la canción mantiene su esencia, con cada evolución bien pensada. El éxito radial “Empire”, con sus marcados acordes de guitarra, sintetizadores brillantes y ritmo rock vibrante, y la poderosa y contagiosa composición de “Replica” marcan los primeros veinticinco minutos del álbum con los estribillos memorables de Robison.
La segunda parte, desde “Mute” hasta “Signals”, revela el lado más sensible e introspectivo de IHLO. La canción “Mute”, con sus guitarras arpegiadas y la voz suave y melancólica, se aleja de la agresividad de las primeras canciones de Legacy. Si bien revela una nueva faceta del sonido del grupo, le faltan los estribillos pegadizos de las anteriores, lo que reduce el impacto. Afortunadamente, el ritmo contundente de “Cenotaph” recupera el ritmo con ritmos potentes y guitarras atmosféricas que culminan en un final épico. “Haar” comienza con un ritmo contundente y teclados brillantes. Pero luego, por alguna razón, el álbum continúa. Las últimas canciones, “Legacy” y “Signals”, alargan innecesariamente el álbum. “Signals”, influenciada por Between the Buried and Me, comienza bien pero tiene una repetición final de cuatro minutos, mientras que “Legacy” carece de estribillos pegadizos, resultando en un final decepcionante.
Si bien no logra un cierre perfecto, Legacy es un álbum ambicioso y emotivo que justifica el viaje creativo de cinco años del grupo. Este álbum demuestra la evolución de IHLO, consolidando su propio estilo dentro del panorama del metal progresivo, un género en constante expansión. Para los seguidores del metal progresivo que valoran la técnica musical compleja y las letras emotivas, Legacy es una escucha gratificante y la prueba de que, en ocasiones, la espera merece la pena.